NUESTRO PROYECTO



Detrás de este proyecto hay madres, padres y educadores. Cada uno con unas necesidades distintas pero con una idea básica común: "Otra educación es posible" y más que posible, necesaria. Por ello, hemos decidido iniciar este proyecto que cree en los niños; un espacio donde todos aprendemos de todos, partiendo cada mañana de un clima relajado, distendido y respetuoso con las necesidades de la infancia, presentando una atención individualizada a un grupo reducido de niños y niñas, donde el ambiente y sus propias decisiones nos van marcando el ritmo de los días.

Este proyecto está inspirado en las principales características de diversas pedagogías alternativas y movimientos de renovación pedagógica que a lo largo de los años han ido demostrando que otro sistema educativo es posible (escuelas Waldorf, método Montessori,  pedagogía de Rebeca Wild, C. Freinet, etc.).

“Los niños del mango” partimos del respeto hacia los niños y niñas y su desarrollo, defendiendo una educación integral, donde no se parcelen áreas de conocimiento en base a las horas lectivas, sino que se trabajen aspectos diversos a través de ejes conductores dentro de las múltiples actividades que se desarrollan a lo largo de cada jornada.

Uno de los pilares fundamentales de la educación que llevamos a cabo es el juego, por ello, queremos dotar de la importancia que se merece al hecho de jugar dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje. Cada vez que jugamos entran en acción numerosos factores sociales, actitudinales, emocionales, etc. que se irán configurando según los obstáculos, límites, y diferentes situaciones que los niños y niñas se vayan encontrando.

Ofrecemos a los niños y niñas un lugar donde se les escucha, donde su voz cuenta, dónde el desarrollo del lenguaje se da a través del diálogo, de la escucha activa y participativa, dónde las actividades sensoriales, emocionales, el contacto con la naturaleza y la sensibilización ambiental están siempre presentes.

En este contexto educativo el papel del adulto es, principalmente, un papel de acompañante y observador, es decir, los niños y niñas van configurando su espacio, sus hábitos y rutinas, mientras que el adulto como un niño más participa en las actividades desde una posición horizontal, dónde solamente destaca su postura a la hora de marcar límites según los peligros y la seguridad del entorno, pero sin interferir de modo directo en el comportamiento de los niños y niñas.

Dado que la socialización es un factor muy importante para nuestro desarrollo a lo largo de toda nuestra vida, los niños y niñas necesitan a sus iguales para su desarrollo, necesitan sentir, participar, conversar, dialogar, discutir, con sus iguales, al igual que los adultos, de ahí la importancia de favorecer estas situaciones contando para ello con un espacio que permita el encuentro entre familias y niños y niñas.





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